Hice cosas que no había hecho, salí a divertirme con mi hermano, me sentí niña de nuevo al subirme a los juegos mecánicos y sentir esa adrenalina en el cuerpo. Llore mucho cuando vi morir a los gallos (si alguna vez pense ir a los toros, creo será una mala experiencia), y para terminar bailar con la desconocidamente por mí Banda Jeréz no estuvo mal.
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