Domingo por la tarde
y Mexicópolis sola como nunca
¿Por qué me duelen tanto los crepúsculos?
Camino, pareciera ser lo único vivo aquí.
Llovizna y hay viento
Recuerdo tus palabras:
¿Por qué soledad? ¿Por qué dolor?
Es el oficio, sólo el oficio
Siempre hay un precio, un pago
Esto de sentir de esta manera nunca es impune
Miró a través de una ventana con las cortinas abiertas
Hay una familia viendo televisión.
La madre, el padre, dos hijos, no muy grandes, no muy pequeños.
No reparan en mí, sólo soy una sombra.
Mexicópolis está sola como nunca
Le llueven los ojos. Qué tonta. Qué triste.
Y un solitario camina esta tarde gris
Despacio, no hay prisa por llegar a ninguna parte
a pesar de la lluvia, a pesar de la vida
¿Hay que seguir?
A veces no lo sé, a veces me canso...
Me llueven los ojos. Qué tonto. Qué triste.
Alfredo Alejandro Parra
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