Despido

Yo no soy Susan, pero anoche ojalá me hubieran dicho lo mismo. En marzo surgió la posibilidad de cambiarme de trabajo con mejoras en todos los sentido, horario, días de descanso, un giro a lo que venía yo haciendo ya desde 5 años atrás. Todo iba bien, el trabajo era pesado pero nos ilusionaba, nos animaba el crear un proyecto desde cero y bueno... hace un mes y medio todo cambio radicalmente, comenzaron a decir que mi trabajo era un asco, comenzaron las amenazas de no dar contrato, las humillaciones, los cambios sin sentido, el pendejearte, los cortes de otras cabezas, todo se volvió un caos.

Y así viví estás últimas semanas, descansando poco, dumiendo poco, con jornadas de 12 horas al día, de alguna manera yo ya me las olía como me lo dijeron anoche pero ojalá el que me lo hubiera dicho fuera el mismo que me buscó, que decía que mi trabajo era chingón y no un patán, soberbio, hijo de la chingada que desde que metió mano en el proyecto lo pudrió y como me decía un compañero ojalá a la larga la influencia de este tipo no provoque la caída de una muy buena marca que a venido a menos.

Me siento triste porque no estaba en mis planes quedarme sin trabajo. Me da mucho coraje, porque sí aceptó que hubo errores de mi parte pero no eran justificación para esto, da coraje que se busquen culpables cuando el proyecto está mal, muy mal desde la cabeza. Me da mucho gustó, de verdad ya no estar ahí, considero que no no tengo porque soportar las groserías que día a día viví.

Me la ponen difícil, pero soy fuerte, tengo capacidades, también soy humilde, sé lo que soy, lo que puedo llegar a hacer y que pena me dan los tipos pendejos, que se sienten como Dios y putos que al final no te dan la cara.

Fue una experiencia de la que aprendí muchas cosas positivas y con eso me quedó, lo negro se va a la basura.

Lo cierto es que mientras encuentro chamba, retomaré todas y cada una de las cosas que extrañaba por falta de tiempo y cansancio.