Mire, nosotros, con toda el alma.
Porque es la gran epopeya del presente
la guerra sublimada,
el Olimpo encerrado entre cuatro tribunas.
Son dioses en disputa
jugándose el reinado sobre tristes mortales.
Batallas de domingo.
Es el gran papel verde
donde escriben poesía, empeines y cinturas.
Barra de equilibristas que enfrentan su destino
bailando en una raya.
Duelo de voluntades abiertas… once pasos.
Grito que trepa y trepa de la garganta hasta el cielo
llevando una bandera colgada en la ronquera.
Es el velar las armas, concretar ilusiones,
apostar imposibles pensando en camisetas como escudos invictos.
Zapatos como lanzas, canilleras adargas y rivales gigantes que son solo molinos.
Es todo el universo en noventa minutos:
aburrido y terrible, tedioso y explosivo,
artístico y vital, simple y desconocido.
Hermoso… como ella.
La tragedia de un corner, la comedia de un foul.
El nacimiento eterno de los ídolos y la perenne caída de los dioses.
La inexplicable valentía del cobarde.
El momento en que tiembla el maldito valiente.
El terreno sin dueño
donde los descastados pueden volverse dioses.
Es la lucha del hombre contra la destrucción.
La angustia de bolea, la vida de taquito, morir de sobrepique.
La gran inspiración que sale del túnel a pintar hermosuras,
sin llamarse pintor,
a transpirar de vida su vieja camiseta.
Es el arte del siglo.
(Y así lo entendemos en Panamericana. Por eso lo invitamos a que el empeine de su corazón se llene de ilusiones).
* (Este texto acompaña las transmisiones dominicales de Radio Panamericana de La Paz, Bolivia. No me fue posible ubicar el nombre del alquimista).
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