Anoche me escribiste que hoy recibiría un regalo y lo tuve.
Me pase una mañana linda a tu lado haciendo pequeñas compras en el tianguis de La Raza.
Me emocionó que pasaras parte de este día conmigo, fue divertido y conocí algunas cosas más sobre ti. Me supo tan rico el cocktail de camarones, me encantaron esas chanclas de Betty Boop que ya están conmigo, pero me supo más rico verte contento, verte abrir mi pequeño regalo que no quería dejarte ir (cada vez me cuesta más dejarte ir).
Después de separarnos y llegar a Reforma, pase al Jardín del Arte a comprar barritas conté y carboncillos para estrenar mi block de apuntes. Este parque me trae muchos recuerdos, los domingos mi mamá acostumbraba llevarme dentro del carrito del mandando para comprar en el tianguis que se pone sobre Sullivan, al pasar por el parque y ver las pinturas yo decía muy segura que yo iba a ser pintora, a lo que mi mamá siempre me respondía que sí, sería pintora de brocha gorda como mi papá. En esas jaulas había muchos pajaritos que cantaban, de niña se me hacían inmensos esos cubos en los que trepaba, y jugar en los columpios y la rueda me gustaba.
En fin, recordando esto llegue al tianguis, compre un par de porta retratos, pase por el puesto de plantas para ver las pequeñas cactáceas que me enamoran tanto como un alcatráz. El chico del puesto me dijo, "llevate 5 por 20 pesos", así que no lo dude y me traje 5 pequeños bebes a la casa, y un ramo de claveles para darle color al comedor.
Fueron momentos que me llenaron de alegría y me recargaron la pila para el trabajo, ¿tan contenta me vería, qué George me dijo, ¡así, Eri, así te quiero ver, sonriendo!
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