Siempre los años nuevos los pasamos con la familia paterna, en esta ocasión todos teníamos un sentimiento de nostalgia, fue la primera vez que mi abuelita José no estaría con nosotros. Aparte mi sobrino Alex tampoco estaría con nosotros.
Con mi papá casi no hay niños, como que no hubo esa chispa que siempre dan y salvo María José no había nadie más que se divirtiera prendiendo cohetes (bueno creo que yo y mi hermano, jajaja).
Rompimos dos piñatas, mi primo Eduardo soltó el palo y salió volando justo a la nariz de mi pobre mamá, ¡ups!.
Las 12:00 llegaron y la nueva modalidad fue comer uvas enlatadas ya listas para pedir nuestros deseos.
Cenamos lomo con papitas que llevó mi tía Celia, tamalitos, ponche, caldo de camárones, mixiotes, spaguetti, y de postres hubo fresas con crema, mi mamá hizo tejocotes en almibar, ensalada de manzana, y otra que tenía pasas y no comí.
La noche siguió jugando siete y medio de milagro no termine en ceros, mi ganancia fue de 5 pesos.
Ya al otro día se fueron al panteón a visitar a los nuestros, yo no pude me tuve que regresar a trabajar.
Pero al final creo que en general tuve un buen fin de año.
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