"Una caja de zapatos es una caja de zapatos, antes, durante y después de la exposición. Pero, como un accidente físico y cultural —que sucede antes que la estructura del lenguaje que lo pretende estabilizar y hacerlo regla—, la caja sigue siendo un recipiente vacío de significado que perdura en la memoria como signo banal indescifrable, como una realidad, como un recipiente de la nada, como un recipiente del polvo."
Gabriel Orozco
(Cuando este artísta mexicano, hijo de uno de los más grandes muralistas de nuestro país, exhibió sus trabajos en el Museo Rufino Tamayo (enero 2001), sucedió la siguiente anécdota: Lleve a mi hermanita junto conmigo a ver la exposición, ella tenía 5 añitos, yo estaba viendo esos inmensos cuadros de fotografías de jugadores de futbol con circulos, trababa de enterder cuando de pronto escuche los gritos de una de las guardias de seguridad que buscaba a la mamá descuidada que había dejado a una pequeñita sola y tuvo la desafortunada idea de patear la FAMOSÍSIMA "caja de zapatos" de este señor, fue un momento penoso, algo escandaloso, y no nos quitamos de encima a la guardia hasta que estuvimos fuera del museo. La quise mencionar porque hoy por la mañana mi hermana y yo recordabamos el incidente. Igual recorde el día que tuve la oportunidad de conocer a este señor en el Centro de la Imagén escuchar su discurso y justificación de esta cajita, por un momento pense en contarle lo de la patadita, jejeje.)
1 comentario:
bien por la patada de tu hermana... no hay demostración más clara de lo que suscitan las cosas que este supuesto artísta hace...
es que a mí no me gusta, y yo me aguante las ganas de patearla...
a esa exposición fui con Miguel, lo recuerdo muy bien...
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