No hay lugar más íntimo para los barcos que los lechos
La venida del mar trae brisas refrescantes a los lechos
Las almas con su calor extraño entibian los puertos
y algunas gaviotas anidan entre almohadas
El deseo llora madrugadas en el muelle solitario.
El faro es un cigarrillo que trastabilla
sobre los arrecifes el buró
El bilet es la amante del puerto enardecido
y hay ligueros y medias y zapatillas
esperando zarpar
porque todas la noches tienen lechos
donde barcos de muslos líquidos
socavan sirenas de labios hollinados
porque todas las noches tiene puertos
donde almas de roble y laca se abrigan
de las tormentas de la soledad...
Alfredo Alejandro Parra
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