Y bueno, este libro lo he leído, es interesante y sin duda si quieres saber de historia de una manera rápida, directa, sin tantos rodeos hay que echarle un vistazo a los cartones, a las tiras que se publicaron en los diarios y en las diferentes revistas que han existido, porque en ellas se representa todo.
Ahora sigue la historia de la caricatura en Portugal, no sé si pueda entenderla tan fácilmente como pasó con la española de la que sí tenía nociones.
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Y relacionando con el humor gráfico quiero recordar que hace 6 años el destino y también mis inquietudes me llevaron dela mano al Museo de la Caricatura.
La historia es que estaba buscando lugar para hacer mi servicio social, un día de enero del 2004 visité el Museo de la Caricatura ubicado en Donceles 99 y pregunté si había posibilidades de hacerlo en ese lugar, (toda la vida me ha encantado el mundo de las caicaturas, historietas, comics,etc.) me dijeron que sí pero tendrían que hacer papeleos ya que en ese momento sólo estaba activado para la FES Acatlán, dijeron que regresará después.
Algo desilusionada, llegue a la escuela busque otros lugares y había lugar en el Museo de San Idelfonso, no regresé al Museo de la Caricatura hasta tres meses después cuando me di cuenta que era algo ilógico que mis compañeros que se especializaban en hacer "cajitas" estuvieran diseñando trabajos editoriales en el museo cuando los que estabamos especializandonos en él nos habían mandado a hacer esculturas en los talleres para niños.
El día que renuncie pasé al Museo de la Caricatura donde me recibieron con gusto y preguntandome por qué había tardado en regresar que ya podía trabajar ahí.
El 17 de marzo me pidieron apoyar en las actividades que se llevarían a cabo en la casa de cultura de Coyoacán por los 150 tiros de LaPiztola, la revista de la Sociedad Mexicana de Caricaturistas y es así como me sumergí en el maravilloso mundo de la caricatura.
Recuerdo con mucho gusto esos días en los que pasaba horas ordenando y archivando las caricaturas originales de todos aquellos personajes que admiro. Añoro las horas en las que planeabamos el montaje de las exposiciones, los momentos en los que ayudabamos a diseñar Lapiztola, las pláticas con los moneros, el ático en el que soñaba que un día...
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